En nuestro camino hacia el oeste
dejamos atras el Kurdistan. Estas carreteras no han sido de las mejores
del viaje para rodar. Carreteras de montaña con innumerables sube-bajas,
rectas interminables y a uno y otro lado, campos amarillos, secos, ya
cosechados. Ademas muuuucho calor, pocas sombras y pocas cosas que
rompan la monotonia.
Pero
ha sido una muy buena experiencia. Hemos vivido el verdadero Kurdistan,
su sentimiento independentista, su fuerza, la amabilidad de la gente,
siempre empeñada en invitar a un chai a dos desalmados. Hemos visto de
cerca la pobreza de esta region olvidada, la ocupacion por parte de
Turquia y la tension en la zona.
Siempre intentamos aprender unas pocas frases de la lengua de cada pais
que visitamos. Aqui ellos lo agradecen al maximo, les encanta escuchar
de nuestra boca frases en kurdo, su lengua prohibida. Muchos conocen el
conflicto vasco y nos tratan como a hermanos.
Los kurdos nos han recogido en la carretera, nos han dado cobijo, conversacion, pero sobre todo...nos han echo reir y disfrutar, como en Iran, cada vez que dejabamos de pedalear.
Los kurdos nos han recogido en la carretera, nos han dado cobijo, conversacion, pero sobre todo...nos han echo reir y disfrutar, como en Iran, cada vez que dejabamos de pedalear.
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